Aquí, la naturaleza regálanos su poder y su perfección. El lago cristalino de la caverna tiene un volumen de agua de aproximadamente 24.000 m³. La profundidad varía en función de cada estación del año, estaciones lluviosas y secas de la región, pero puede alcanzar hacia unos 80 metros. La transparencia del agua, a su vez, proporciona una visibilidad de increíbles 60 metros.
Al visitar este increíble escenario, comprenderás en la práctica la grandeza de la naturaleza y del tiempo y nuestra fragilidad humana frente a todo ello.
Las estalactitas se originan en el techo de la caverna, «creciendo» hacia el suelo. Se forman a partir de la deposición (o precipitación) lenta y continua del carbonato de calcio. Es arrastrado por el agua que gotea del techo o que se evapora mientras está en la propia estalactita.
Las estalagmitas, en cambio, «crecen» desde el suelo hacia el techo. También se forman por la deposición (precipitación) del carbonato calcio arrastrado por el agua que gotea, pero desde una superficie superior.
Este entorno es evaluado e inspeccionado anualmente por un equipo de profesionales especializados, entre los que se encuentran, por ejemplo, ingenieros medioambientales y biólogos, que garantizan que las visitas turísticas no afecten al desarrollo de la caverna y permitan la sostenibilidad de nuestro microbioma. Además de garantizar también su seguridad y la de otras personas que visitan la atracción.